Cesare Pavese (Poemas elegidos)
Los trabajos comienzan al alba. Pero algo antes del alba
comenzamos a hallarnos a nosotros mismos
en la gente que va por la calle. Cada uno recuerda,
descubriendo a los pocos peatones, que está solo,
que tiene sueño- cada uno sigue en su propio entresueño,
pues sabe que en el alba se abrirán bien sus ojos.
Al llegar la mañana, nos encuentra aturdidos
contemplando el trabajo que sólo ahora empieza.
Mas ya no estamos solos y nadie tiene sueño
y pensamos con calma los pensamientos diarios
hasta que sonreímos. Bajo el sol que retorna
ya estamos convencidos. Pero una idea, a veces,
menos clara - una risa burlona- nos sacude de pronto
y miramos como antes de que naciera el sol.
La ciudad clara asiste a trabajos y risas.
Nada puede alterar la mañana. Puede ocurrir
de todo y nos basta con alzar la cabeza
del trabajo y mirar. Muchachos que escaparon
y que aún no hacen nada caminan por la calle
e incluso hay alguno que corre. Las hojas de las avenidas
dan sombra a las aceras y sólo falta césped
entre las casas que miran inmóviles. Muchos
a la orilla del río se desnudan al sol.
La ciudad nos permite levantar la cabeza
para pensar en esto, y sabe que después la inclinamos.
Buhardilla 12
Sergio Rigazio
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Paralelo 42
(Objetos de Viaje)
12
nieva sobre mi libreta
intento escribir con los dedos bajo cero
“no les falta mucho”
dice un checo amistoso
mi...
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